Creí ver un ser alado
Pero no eran alas
Eran tus manos tejiéndome,
Y quede atrapado en la insignificancia.
...y no es la ausencia la que duele en realidad, son las marcas que dejamos en la piel, con tanta fuerza que no dejan respirar, con tanta fuerza, como un acto criminal...
Una llama intensa nació de las chispas que arrojaron nuestros cuerpos.
En tu alma jadeante por el brío jamás penetre,
No obstante mire a través de tus pupilas dilatadas menudas ocasiones
Y pude sentir que me amabas entonces.
Pero no ahora, no ahora.
Nuestros días paralelos envejecieron pronto nuestro amor
De mi se fue marchitando el deseo y la lujuria
Pensé que lo había hecho todo, que fui justo.
De ti se aparto el recuerdo y la memoria
Dando paso a la amplificación de la invectiva
Y pensaste que yo no recordaría nada.
Es de nosotros este legado,
Nuestro barco del recuerdo.
El pasado que fue vencido por el presente.
No te odio.
Mira por última vez y recuérdalo siempre,
Un milagro ocurrió, la magia sucedió.
La llama sigue creciendo y con ella nuestro legado.
No me odies por ser quien soy,
Ódiame por lo que trate de ser para ti.
(Una figura casi perfecta).
No es un adiós,
Tu vida y la mía seguirán conectadas,
Fuego del mismo fuego.
Llama incesante que da calor a nuestros corazones.
Amor puro, sincero, innegable.
Este es nuestro legado.
Me exonero de tu afecto, nada más.
Un ciclo más
Aplazado por sirenas que flotan donde la
Clarividencia navega y se pierde lenta.
Inmenso mar de la sombra popular.
Un día como el de ayer,
¿Es que no terminó jamás? Tal vez…
El fanal ardoroso me hunde yerto a la cama,
Abrazando la única razón de ser quien soy.
La miro delicada y frágil, me siento su protector…
(Sus caricias torpes y benditas me desvelan a menudo)
Han pasado tres horas, no pude engañar al sueño,
Pero el sueño me engaño.
Solo mire detenidamente.
Y pensé que no hay razón para que el día acabase,
Quisiera mirarle un poco más.
Parece ayer,
¿Ayer? Pudiera ser…
Ella duerme profundo junto a mí, y yo navego en un mar de ensueño.
Centinela de sangre.
Una silueta aparece, me dispara con su arpa una flecha psicodélica y despierto confundido.
Ella también.
Por fin me mira, se abren sus labios y me susurra un balbuceo.
¡Paaa-pa!