XVII

Creí ver un ser alado

Pero no eran alas

Eran tus manos tejiéndome,


Y quede atrapado en la insignificancia.

XVI

El perjurio tulló la sepa de mí alma

Llegó intangible, lleno de egocentrismo y crueldad

Fue el disimulo tú vil anestesia.

Nuestro Legado

Una llama intensa nació de las chispas que arrojaron nuestros cuerpos.

Ω

En tu alma jadeante por el brío jamás penetre,

No obstante mire a través de tus pupilas dilatadas menudas ocasiones

Y pude sentir que me amabas entonces.

Pero no ahora, no ahora.

Ω

Nuestros días paralelos envejecieron pronto nuestro amor

De mi se fue marchitando el deseo y la lujuria

Pensé que lo había hecho todo, que fui justo.

Ω

De ti se aparto el recuerdo y la memoria

Dando paso a la amplificación de la invectiva

Y pensaste que yo no recordaría nada.

Ω

Es de nosotros este legado,

Nuestro barco del recuerdo.

El pasado que fue vencido por el presente.

Ω

No te odio.

Ω

Mira por última vez y recuérdalo siempre,

Un milagro ocurrió, la magia sucedió.

Ω

La llama sigue creciendo y con ella nuestro legado.

Ω

No me odies por ser quien soy,

Ódiame por lo que trate de ser para ti.

(Una figura casi perfecta).

Ω

No es un adiós,

Tu vida y la mía seguirán conectadas,

Fuego del mismo fuego.

Ω

Llama incesante que da calor a nuestros corazones.

Amor puro, sincero, innegable.

Este es nuestro legado.

Ω

Me exonero de tu afecto, nada más.

Centinela de sangre

Un ciclo más

Aplazado por sirenas que flotan donde la

Clarividencia navega y se pierde lenta.

Inmenso mar de la sombra popular.


Un día como el de ayer,

¿Es que no terminó jamás? Tal vez…


El fanal ardoroso me hunde yerto a la cama,

Abrazando la única razón de ser quien soy.

La miro delicada y frágil, me siento su protector…


(Sus caricias torpes y benditas me desvelan a menudo)


Han pasado tres horas, no pude engañar al sueño,

Pero el sueño me engaño.


Solo mire detenidamente.

Y pensé que no hay razón para que el día acabase,

Quisiera mirarle un poco más.


Parece ayer,

¿Ayer? Pudiera ser…


Ella duerme profundo junto a mí, y yo navego en un mar de ensueño.


Centinela de sangre.


Una silueta aparece, me dispara con su arpa una flecha psicodélica y despierto confundido.

Ella también.


Por fin me mira, se abren sus labios y me susurra un balbuceo.

¡Paaa-pa!