...y no es la ausencia la que duele en realidad, son las marcas que dejamos en la piel, con tanta fuerza que no dejan respirar, con tanta fuerza, como un acto criminal...
Cada instante, cada mirada, la incontenible maquina de sueños, instaura en mí un nuevo espacio… una oportunidad de volver a llenar los espacios vacíos.