...y no es la ausencia la que duele en realidad, son las marcas que dejamos en la piel, con tanta fuerza que no dejan respirar, con tanta fuerza, como un acto criminal...
Su escarpada figura vuelve a ser objeto, de su inherente pasado. Y veo en sus ojos fatídicos, la expiración de un cuerpo que lentamente es atrapado, por la inanición de su ausencia.