Mi Torito

Resulta que estaba mirando sin mirar, ¿Saben de que hablo? de aquellas veces en que estas inmóvil con el pensamiento más perturbador en la mente. Cuando de pronto, la vida me dio el vuelco más estremecedor de toda mi vida.

Pensaba en cómo estaba agonizando mi toro, aquel toro de mi infancia, aquel que era mío por capricho y de nadie más. Lo vi morir en manos de un ser querido. En mi flashback, palpaba su frente achatada por el hacha, y con aquel sentimiento de un niño, me sentí angustiado al contemplar su mirada torcida, expulsando por el hocico jadeante una lengua que parecía exclamar su último aliento. La impotencia de un niño que sufre al perder su “algo” favorito, es un escenario intensamente lúgubre. Crecí hasta los diez años sin saber que una vida se puede extinguir con el fin preservar a las demás.

Cuando retorné y de nuevo fui escupido al mundo real, mi madre lloraba a un costado mío. Entre sus manos había un encabezado y resbalo por sus piernas, dejándome leer
“Murió a manos de su verdugo, con la lengua de fuera y la frente destrozada”

Me negué a seguir leyendo…
La mire a los ojos…

Ésta vez no había preservación, ¿Qué hacer? ¿Qué decir? desearía no recordar mi torito, pero no puedo. Seguiré creciendo año con año hasta mi muerte, pensando cruelmente en la muerte de mi padre.

XII

TOC TOC

I

¿Quién está ahí? ­­Pregunto la mozuela.

Vendo biblias muy bonitas.

¿Quieres verlas? – pregunto.

II

Se abrió la ventanilla del gran portón y

apareció la novicia.

Tengo una, gracias.

III

Vendo crucifijos también

Ya tengo uno, gracias.

IV

(30 minutos después)

TOC TOC

?Me recuerda? traigo conmigo su imagen desde hace media hora.

V

Huyo el delincuente, dejo…

…dejo la puerta sin telar ni picaporte…

El aire se condensa,
tus ojos brillan como el acero,
y mis poros se abren devorando el aroma de tu sensualidad.

XI

Cada instante, cada mirada, la incontenible maquina de sueños, instaura en mí un nuevo espacio… una oportunidad de volver a llenar los espacios vacíos.
La brevedad se convierte
en un león herido,
cuando abres tus labios yertos.
Hacemos y decimos cuanto por haber, y una vez hecho, preferimos ocultar pensando mermar la herida. Una herida que de momento, por azar o por condición, te toca zanjar, pero que a su vez te hace incapaz de sanar. Y puedes no verla fluir, dándote seguridad para continuar.
Un perfil bajo, esconde en sí mismo una lucha en contra de la desorientación. Permite una temporal copiosa, y deja pasar el juicio de al lado, para sembrar minas que van a germinar el desdén; produciendo una afluencia transitoria, lo suficientemente eficaz para causar el brote de un río atestado con arrebatos incontrolados.
Miro la fealdad de la herencia afectiva, y me sorprende ver, como somos capaces de convertir en escudo el pasado tortuoso, y aunque es un mecanismo de auto defensa, caemos en el desgaste para ganar una lucha psicológica.
El camino se torna abrupto. Lleno de lucecillas verdes. Dando pie a una continuidad accidentada, por violar la única ley que te exhorta a no personificar el yo destructor, el sedentario, el mismo que lograr exterminar la semilla de toda efusión.

IX (Posible titulo, "Onírica distorsión")

El sueño adverso acomodóse
en el vientre de la mente, y subversivo
a la condición racional,
dio muerte al idilio de su presencia.

VIII

Su escarpada figura vuelve a ser objeto,
de su inherente pasado.
Y veo en sus ojos fatídicos,
la expiración de un cuerpo que lentamente es atrapado,
por la inanición de su ausencia.

VII ( posible titulo Desvelo)

Voy acentuando la pugna mientras el puño onírico de Morfeo, interviene la ronda de las niñas. Llueven impresiones; y caras inéditas hurgan el jardín del celoso desvelo; se van acumulando con incentivos de saña y arenga inquisitiva. Me siento una roca heraclida, fruto de impulsos recónditos. Quisiera decir — todo terminara con el susurro de la diosa Nix—, pero ésta, abre senda, a través de la próxima jornada; que huye despavorida por el clima de Febrero. Y tal vez cuando sea mañana te diré —nunca dormí, nunca te soñé— y valdrá la pena soplar un adiós.