...y no es la ausencia la que duele en realidad, son las marcas que dejamos en la piel, con tanta fuerza que no dejan respirar, con tanta fuerza, como un acto criminal...
Miro la fealdad de la herencia afectiva, y me sorprende ver, como somos capaces de convertir en escudo el pasado tortuoso, y aunque es un mecanismo de auto defensa, caemos en el desgaste para ganar una lucha psicológica.
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